jueves, 11 de junio de 2009

a special day

Tenía la intuición que esa tarde no lo vería, bueno, la intuición a veces falla, porque si lo vi.
Conducía el auto de Hilario, viendo al lado opuesto al que yo me encontraba. Yo babeando y creyendo en la sabiduría del destino.

Era sábado, uno de esos soleados, un sábado de esos extraños en los que no te das cuenta cuando el sol es rapatado por nubes grises. La lluvia comenzó a caer y tenía la intución de que no iba a venir a la casa, pero como ya lo dije: "la intuición a veces falla".

Dieron las 8:00 p.m. la hora en que las mariposas comienzan a hacer vuelo de presencia en mi estómago.

Dieron las 9:00 p.m. la hora del tal vez...

Dieron las 9:30 p.m. cuando las mariposas mueren consumidas por corroborar que la intución no falló... ahora sólo me conformo con encender la televisión.

Seguía lloviendo, me asomaba por la ventana y tenía la estupida ilusión de verlo doblar por la esquina... pero ya era demasiado engaño para mi, perfectamente sabía que si seguía lloviendo no iba a venir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario